Sophie y Mattieu Woillez
Le Domaine de la Croix Montjoie
Ofreciéndote visitar su finca, Sophie y Matthieu Woillez te dan una cita con Historia. La historia de la restauración de la antigua masía del Château de Tharoiseau que acometieron en 2009, la historia de la resurrección de una denominación en la década de 1970 y la historia de una joya arquitectónica, la basílica Sainte-Marie-Madeleine de Vézelay, construido en el siglo XII, e inscrito en el directorio de Monumentos Históricos, así como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La creación de un viñedo
La elección del nombre del dominio (Domaine de la Croix Montjoie, «Dominio de la Cruz Monjoie») testimonia este rico pasado: a la entrada del pueblo, en la Croix Montjoie, los peregrinos, después de semanas de caminar, descubren desde lo alto de la colina Vézelay, que los enfrentaba en la colina vecina, y recompensados por sus esfuerzos por esta vista magnificada por su fe, dejaron que estallara su alegría.
Lo habrás entendido, Sophie y Mattieu son dos entusiastas que te acogen con generosidad y te cuentan su llegada a Tharoiseau en 2009, el duro trabajo realizado en las 10 hectáreas de su finca para ser reconocidos por sus compañeros y ser dignos de la Denominación Borgoña Vézelay. La pasión por la vid y el rigor en su trabajo dieron sus frutos desde que Matthieu fue nombrado por sus colegas presidente del sindicato de viticultores del Vézelien.
Honrado por este reconocimiento, Matthieu les habla de la solidaridad entre los viticultores del Vézelien, insiste en esta ayuda mutua sin la cual ya no tendría viñas en esta región vitivinícola, la más al sur del departamento. Humildemente, Mattieu sabe que este reconocimiento no es un fin en sí mismo y que debe redoblar sus esfuerzos para producir mejor.
Dado que se trata de una denominación pequeña en cuanto a su superficie, que no supera las 100 hectáreas, el viticultor también está convencido de que no es por la cantidad por lo que Bourgogne-Vézelay ganará fama.
Asimismo, Mattieu alaba el suelo que la colina de Tharoiseau ofrece a sus viñas: dominan la arcilla y la caliza. La exposición, por otro lado, garantiza la madurez de las uvas Chardonnay y Pinot Noir. El equipo que le rodea, así como su esposa, se dedican al cuidado de las vides. Finalmente, porque la calidad y el respeto por la naturaleza guían a Matthieu y Sophie en su trabajo, la pareja produce productos orgánicos. Todos los ingredientes están ahí para hacer grandes vinos.
Compartiendo alegría
Consciente de vivir en una región magnífica, Sophie no puede concebir probar sus vinos sin descubrir la herencia del Vézelien. Uno no va sin el otro. Las papilas gustativas deben cobrar vida y vibrar tanto como la vista y el olfato. Habitada por esta convicción y el deseo de compartir todo lo que Vézelay puede ofrecer, Sophie tiene el proyecto de desarrollar el enoturismo. Su visión de un turismo razonado, respetuoso con el medio ambiente y los terroirs encaja perfectamente con el proyecto de otorgar a la Basílica de Vézelay la etiqueta «Grand Site de France» (Gran Sitio de Francia). Los proyectos abundan en la imaginación de Sophie y, sin duda, harán las delicias de los amantes del auténtico terroir.
El bar de vinos de la finca y su magnífica terraza ya permiten vislumbrar el potencial de este ecoturismo al ofrecer, en las noches de verano, a los amantes del vino, la naturaleza y la arquitectura una degustación cara a cara con la colina de Vézelay. Mágico, el lugar es apreciado tanto por los habitantes del cantón como por los turistas que, como los peregrinos de antaño, expresan su alegría en completa tranquilidad, copa en mano.
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